La huella del arte en Colliure
Parte de nuestra historia reciente estaba en Colliure. Este pequeño pueblo costero francés de menos de tres mil habitantes situado a escasos metros de la frontera española, fue el elegido por un pequeño grupo de artistas liderado por Matisse y Derain para dar un vuelco a la historia del arte. La luz de esta bella población fue la que inspiró el fauvismo, que según el Pompidou es el inicio del arte moderno (el MOMA prefiere situar este comienzo en Cézanne y el historiador Robert Hughes lo hace en las pinturas negras de Goya).
El visitante que se deje llevar por sus estrechas callejuelas y desemboque en el pequeño puerto podrá ver algunas de las escenas más celebres pintadas por el los pintores fauvistas. Y si alarga el paseo un poco más, llegará hasta el cementerio, donde está enterrado uno de nuestros mejores poetas, Antonio Machado. El escritor falleció aquí en 1939, donde había llegado huyendo de la guerra civil española. Y es que las fronteras siempre han sido lugares para refugiados, como el filósofo alemán Walter Benjamin, quien pasó de largo de Colliure para llegar hasta Portbou, el primer pueblo español al otro lado de la frontera. En este caso, huía de los nazis, quienes le habían incluido en la lista de enemigos del régimen a los que había que eliminar.
Benjamin llegó enfermo y cansado. Pensaba que en España estaba a salvo, pues los oficiales de la Gestapo no se adentrarían en un país con el que tenían un tratado de no agresión, y que desde allí podría llegar a Estados Unidos, vía Lisboa, donde le esperaba su amigo Adorno. Sin embargo, la muerte le llegó en Portbou. Para unos fue un suicidio, para otros un asesinato perpetrado por agentes de la Gestapo. Una fascinante instalación del artista Dani Karavan le recuerda mirando al mar. Y es que, tal y como escribió Machado, "cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar".